miércoles, 21 de enero de 2009

No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague

Todos hemos pasado por la incertidumbre, yo ahora estoy en ella, estoy pasando un proceso de incertidumbre de un mes, ¿pueden creerlo?, ¡un mes!, pero yo lo decidí así, tome la decisión de esperarlo a que me reconociera o me olvidará. Permanecer en ella...al principio es sofocante, asfixiante...esperar y esperar, confundir palabras, ¡ay las palabras!, pueden llevarte al cielo o al infierno y a cada palabra quieres buscarle un sentido, un significado...pero sólo son palabras y aprendes a dejarlas ir.
Luego vienen las acciones que dicen tanto y pueden decir tan poco, y buscas y buscas y esperas, y esperas que tus suposiciones sean correctas y la balanza se incline de tu lado; pero tampoco es suficiente porque todas esas cosas juntas, cuando quien debe detener la incertidumbre no les da significado, no son nada...son incertidumbre.

Después empiezas a olvidarte de que hay algo que resolver, aunque en el estómago lo sabes y la cabeza sigue gritando pidiendo la respuesta, pero tratas de no pensar en ello y dejar que pase el tiempo, finalmente no todas las incertidumbres son eternas, hay unas que tienen un plazo fijo, un límite de tiempo y como en mi caso es así, espero que el plazo se cumpla...¿cómo dice el dicho? No hay plazo que no se cumpla, ni mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista...una mezcla de algunos jajaja

Y cuando esta incertidumbre termine, seguro tendré otra...

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