jueves, 14 de mayo de 2009

Encuentros y desencuentros...


Siempre ocurren, día a día te encuentras con algo, con una sensación, un accidente, un suceso y te pierdes de algo...


Encuentras a alguien en un momento en el que no se puede dar un encuentro, en el que susurrar no sirve de mucho, en el que ni pasar genera miradas.

Hay momentos claves de encuentro, hay instantes gigantes de desencuentro y nos encontramos en todos ellos, con la mirada fija clavada en en la vida que no conocemos y queremos encontrar. No sabemos ni lo que queremos y nos confundimos en las diferentes miradas que se cruzan en nuestro camino, culpamos al tiempo, a la gente, a las circunstancias, pero todo eso es nada, cuando sabemos lo que queremos y no nos perdemos en la nada, pensamos las cosas, nos detenemos y buscamos lo que queremos, generamos oportunidades.


Alguien me lo dijo alguna vez, ahí están todas las oportunidades, ahora hay que moverse para encontrarlas y no perderlas en el camino...


Lo peor es que no sabemos si hablamos de encuentros o desencuentros en el momento que lo vivimos, cuando salimos del burbujeo, entonces es cuando nos percatamos de que era un encuentro fugaz y lo dejamos ir, era un desencuentro y lo abrigamos con nosotros por mucho tiempo.

Podemos engañarnos tan fácilmente, creyendo que se encuentra, creyendo que se pierde; pero al final nos damos cuenta, al final, frente a nosotros, las respuestas se levantan erguidas y nos muestran lo que pasó.

Todos los encuentros deben de pasar, todos los desencuentros deben ocurrir, porque detrás no queda lo fugaz, queda lo real...

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